LUGARES

Subida a Isasa desde Turruncún

Subida a Isasa desde Turruncún

Turruncún. LR-123

Peña Isasa, «que muchos la ven y pocos la pasan», como afirma el dicho popular, da nombre a un alargado cordal, que enlaza con el cercano Peñalmonte, coronado por un llamativo bastión calizo característico y perfectamente visible desde casi toda La Rioja Baja. El topónimo ‘Isasa’ es de evidente etimología vasca, significa ‘retama’, un arbusto característico de la zona. La leyenda atribuye el surgimiento de esta peña a su lanzamiento por parte de Sansón desde algún remoto lugar de la ribera del Ebro.

Época recomendada

Primavera y otoño.

Usuarios

A pie, bicicleta y coche.

Actividades

Bicicleta de montaña, observación de animales, parapente, alpinismo y senderismo.

Vistas

Vistosa morfología, en los límites con las comarcas del Alhama y el Cidacos.

Al sureste, Sierra de Alcarama y Moncayo; al este, Gatún y Yerga; al norte,  el valle del Cidacos;  y al noroeste, las sierras de Peñalmonte, con su impresionante mole cimera, y la de La Hez.

Flora

La mayor parte de la zona está cubierta por matorral mediterráneo con romero y sabina mora. Los bosquetes de encina, los campos de almendros y las repoblaciones de pinos completan el paisaje.

Llaman la atención los sabinares de sabina mora y los matorrales con erizón en las zonas más elevadas de la sierra.

Fauna

Destacan el búho real y el buitre leonado, especie predominante de la que habitan más de 75 parejas.

Además, en los roquedos anidan colonias de rapaces rupícolas como el águila azor-perdicera, el alimoche, el águila real y el halcón peregrino. Y otras especies como la collalba negra, los roqueros rojo y solitario y el avión roquero.

 

Peña Isasa

1.472 metros.

Este espacio se encuentra dentro de Red Natura 2000, junto con las Peñas de Arnedillo y Peñalmonte.

Dificultad

Fácil. Atención en las peñas cimeras.

Desnivel: 580 m.

Tiempo: 3h.15’ (1h.50’ de ascensión).

Cartografía

  • MTN 281-I (Muro de Aguas), 1:25.000, del IGN.

Comunicaciones

Desde Logroño, AP-68 (peaje Agoncillo) o N-232 hasta El Villar de Arnedo; en este punto, tomamos LR-123 dirección a Arnedo.

Préjano, Turruncún, Muro de Aguas, ... todas las poblaciones que la rodean tiene acceso a la Peña, aunque el más directo parte del despoblado de Turruncún. Anexionada a Arnedo en 1975, años antes de su despoblación definitiva, es una aldea abandonada cuya imagen ruinosa, silenciosa y fantasmal, no deja de impresionar y que vivió tiempos de esplendor gracias a sus yacimientos de lignito. A las afueras del despoblado existe un área recreativa y en algunas peñas cercanas también se puede practicar la escalada.

Poco después de Turruncún, por la carretera en dirección a Grávalos, parte una pista a la derecha. Ante nosotros, la Peña y su almenada cima domina la vista. La primera referencia es el área recreativa, desde la que la perspectiva del despoblado es sobrecogedora. Poco después de la zona de esparcimiento, nos topamos con el primer cruce, donde continuamos por la izquierda. El recorrido se hace fácil en este tramo porque apenas gana altura. Más adelante, llegamos a la altura de una espectacular roca, aislada en medio del bosque y a modo de silencioso monolito (0h.30’).

Tras rodearla, al poco llegamos a otra bifurcación en un amplio espacio, junto a una balsa de agua, donde nuestro camino continúa por la pista principal, a la derecha. Poco a poco, a la vez que ganamos altura con suma comodidad, nos aproximamos a la vertiente norte de la Peña Isasa. Una nueva bifurcación (0h.40’), donde tomamos la pista que asciende a la izquierda tras cruzar un ataka, nos aproxima ya de forma decidida a la base de nuestro objetivo.

Antes, el camino facilita salvar el desnivel con varias revueltas que evitan una serie de promontorios, hasta llegar a una gran explanada en la que convergen varios caminos (1h.15’). La Peña se alza ya imponente, prácticamente sobre la vertical de nuestras cabezas. Aquí tenemos dos opciones que nos llevarán al mismo sitio.

A la derecha, un camino que pronto se convierte en sendero remonta de forma directa la ladera bordeando un pinar y siguiendo una alambrada que poco a poco va girando a la izquierda hasta llegar a una revuelta de la pista, justo antes de una valla (1h.30’). La otra opción nos lleva al mismo sitio, aunque en una ascensión más cómoda. Para ello en la explanada continuamos por la pista del centro, que a 200 metros tuerce a la derecha y en un par de curvas por el pinar alcanza el mismo punto del atajo.

Desde allí, el camino remonta la vertiginosa vertiente norte hasta el cordal, por el que alcanzaremos los torreones cimeros. El buzón y el vértice tampoco han sido respetados por las antenas (1h.50’). Más complicado es ascender hasta la cruz que se alza en lo alto de una de las peñas, accesible solo con equipo de escalada.